Cuando el portero se internó en la habitación, a las 22:12, no pudo evitar un impudoroso vómito ante lo espeluznante de la escena. En el piso yacía un hombre ensangrentado con la particularidad de tener clavado en el tórax un enorme trofeo de caza, más exactamente, un colmillo de elefante. Con toda claridad, por si fuera poco, observó cómo un individuo calvo, robusto y de aspecto poco virtuoso, hacía girar dicho trofeo - el colmillo, que mediría unos 186 cmts.- sobre el tórax del ensangrentado y, ocasionalmente, saltaba sobre el punzante objeto con claras intenciones de enterrarlo aún más en las desafortunadas carnes.
Yimi, así se llamaba el portero, reconoció de inmediato en el aparente agresor al sujeto que horas antes había amenazado al ensangrentado a través de los parlantes del estadio local, ante 86.000 personas. En efecto, esa tarde, tras un altercado entre Guasinton - el aparente agresor - y Bludy - el ensangrentado, que era en realidad el más destacado jugador de "Los Chirles", un equipo de fútbol - el partido se vio interrumpido por una serie de gritos repetidos por los altoparlantes del templo deportivo. Yimi recordó que en determinado momento también las nueve pantallas gigantes del estadio mostraron a Guasinton exaltado, dirigiéndose a Bludy en estos términos:
- ¡Ya verás, Bludy! ¡Te mataré! ¡Esto sí que no lo perdonaré jamás! ¡Morirás bajo el afilado peso del colmillo de elefante que tienes en el living de tu casa , colgado en la pared sobre la estufa a leña!¡Ya verás, repito, ya verás, todos digan conmigo, ya verás!
Yimi, así se llamaba el portero, reconoció de inmediato en el aparente agresor al sujeto que horas antes había amenazado al ensangrentado a través de los parlantes del estadio local, ante 86.000 personas. En efecto, esa tarde, tras un altercado entre Guasinton - el aparente agresor - y Bludy - el ensangrentado, que era en realidad el más destacado jugador de "Los Chirles", un equipo de fútbol - el partido se vio interrumpido por una serie de gritos repetidos por los altoparlantes del templo deportivo. Yimi recordó que en determinado momento también las nueve pantallas gigantes del estadio mostraron a Guasinton exaltado, dirigiéndose a Bludy en estos términos:
- ¡Ya verás, Bludy! ¡Te mataré! ¡Esto sí que no lo perdonaré jamás! ¡Morirás bajo el afilado peso del colmillo de elefante que tienes en el living de tu casa , colgado en la pared sobre la estufa a leña!¡Ya verás, repito, ya verás, todos digan conmigo, ya verás!
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